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"SOY MUJER, SOY FUERTE".

-SretgaRB

Le pregunte qué sentía al ser mujer y me respondió entre risas nerviosas y un tanto confundida un “Pos no sé, ”. Esas palabras determinaron el rumbo de la conversación con Angelina, una mujer de 65 años originaria de un pueblo de Oaxaca llamado San Bernado. A los 15 años tuvo su primer hijo y a los 16 el segundo, se casó pero al poco tiempo su esposo murió, fue cuando supo de un trabajo en la Ciudad de México de empleada doméstica, y así es como inicio su viaje a la ciudad en compañía de sus dos hijos. 

 

“Yo cuando llegue acá, tenía que buscar un hombre que me protegiera, no sabía que hacer sola y la gente me decía de cosas por ser madre soltera, le quería dar un padre a mis hijos”. Angelina, como cualquier otra mujer en esos tiempos veía sus posibilidades de vida a través de la compañía de un hombre. Sin embargo, Angelina a pesar de querer juntarse con alguien para no estar sola y “desprotegida” no tuvo suerte en el camino. Angelina cuenta “yo trabajaba ayudando a la señora de la casa a hacer la comida y la limpieza, ella me enseño prácticamente a cocinar y en esa misma colonia me consiguió un cuartito para vivir con mis hijos.” 

 

Al año de vivir en la Ciudad,  se junto con un señor unos 20 años más grande que ella. “Si, él decía que yo iba dejar de trabajar y que pronto nos casaríamos y cuál, el pendejo se fue y yo estaba embarazada”, lo dice entre risas y nostalgia. A los pocos meses ella dio a luz a su tercer hijo. 

“¿Qué iba a ser yo sola con tres chamacos?” Esa fue la pregunta que la invadió en ese momento, tanta fue su desesperación que al poco tiempo se volvió a embarazar pensando que ese iba ser el bueno, pero en cuanto supo que tenía tres hijos más, la dejo. 

“Imaginese, 4 chamacos, y yo sola, ahí fue cuando dije, ¿qué voy a estar necesitado de un hombre?, yo solita puedo”. Con ese cambio de actitud ante la vida comenzó a trabajar más y más, incluso trabajaba en las mañanas en un convento ayudando a las monjas a cocinar y limpiar y en las tardes se iba a la casa en donde trabaja limpiando y cocinando. 

 

“Mis chamacos, aprendieron solos todo, yo les decía como irse solos a la escuela, o incluso si me daba tiempo los pasaba a dejar, pero el más grande fue el que me ayudo y el que se puso a chambear desde muy chico, incluso dejo la secundaria, le dije que no lo hiciera pero el quería ayudarme”, cuenta Angelina  entre suspiros de tristeza. 

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Para Angelina su vida era su trabajo y sus hijos, pero de repente sin ninguna explicación tuvo a su primer hija, “Mire, me volví a equivocar, pero mi chamaca me hacía muy feliz”. Sus hijos ya estaban grandes cuando ella tuvo a su niña, el más grande se había cruzado al otro lado y de vez en cuando le mandaba dinero, con eso más su trabajo de empleada doméstica le alcanzaba para solventar los gastos de sus hijos y los de ella. 

 

“Mi niña creció muy rápido, no quería que cometiera lo mismos errores que yo pero, ¿qué cree?, salió embarazada a los 18 años y de un señor 20 años más grande que ella, todo fue muy rápido.” Cuenta, con lagrimas en los ojos y la mirada inserta en algún punto fijo del espacio. 

 

Su hija dio a luz a dos niñas, ella ya estaba grande y su hija Denisse la invito a vivir con ella, su esposo y sus hijas, a cambio de que Angelina cuidara de las niñas. Pero todo comenzó a complicarse. “El esposo de mi hija era muy violento, le pegaba a Denisse, intentamos denunciarlo pero nadie nos hizo caso, una vez hasta me intento pegar a mí.”

 

La hija de Angelina no aguanto más y abandono todo, dejando a sus hijas con su papá y encargándoselas a Angelina. “Tuve que vivir con el señor por mi nietas, y porque no tenía donde más vivir, pero un día se puso muy loco y me corrió de la casa, diciendo que iba demandar a mi hija, tuve que huir. Le llame a Denisse, pero me dio la vuelta ya estaba viviendo con otro hombre. Solo desee que ese sí la tratara bien.”

 

Angelina le dio la espalda su hija, uno de sus hijos murió, todos los hombres en los que creyó la abandonaron, la violentaron. Tuvo que cuidar de sus nietas por su hija, no tuvo donde vivir por un tiempo, tuvo que volver a trabajar en casa, limpiando o de lo que fuera. A sus 65 años de edad Angelina no puede descansar, porque tiene que subsistir, no recibe ayuda de nadie, la recibió su sobrina en su casa y ahí ha estado viviendo todo este tiempo. A pesar de todo eso, ella sigue buscando a su hija, y buscando la manera de volver a ver a sus nietas. 

 

“Hay que trabajar, a pesar de todo muchacha tenemos que trabajar y ser fuertes”. Ella  es una mujer fuerte, ela es Angelina.

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16 de diciembre de 2020

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